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:: Hipótesis: CONCIENCIA SOBRE LAS RAZAS HUMANAS

Licencia Creative Commons Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.  Licencia Creative Commons de obligado reconocimiento y citación del autor en caso de distribución de sus contenidos

“En la medida en que el sufrimiento de los niños está permitido, no existe felicidad en este mundo”.

Isadora Duncan

Tengo pendiente la conclusión de un ensayo más profundo acerca del lamentable fenómeno social de "las razas humanas" para el fomento de la división y la segregación xenófoba.

Portada Libro HUMAN RACES

Mientras tanto, este artículo divulgativo aporta un enfoque diferente sobre el falso concepto de las razas humanas (restringidas hoy al ámbito científico de la zootecnia) e intenta aportar algo de luz a un tema que tiende a tergiversarse con el único interés de alimentar la división social.

NOTA: A modo de material introductorio y antes de comenzar a leer el artículo completo permítame invitarle a escuchar este programa de divulgación científica emitido por Radio Nacional de España - RNE5 ENTRE PROBETAS y en el que interviene la Doctora y Catedrática en Antropología Física Esther Rebato, anterior presidenta y miembro destacada de la Sociedad Española de Antropología Física.

IR A PODCAST DE RNE - PROGRAMA ENTRE PROBETAS
(En el minuto 15 la Doctora Esther Rebato responde a la pregunta de la
locutora (Paz) acerca de la existencia de las razas humanas)

Sobre las falsas terorías de las razas humanas y el insultante desconocimiento institucionalizado y mediático, una asignatura pendiente para los y los antropólogos físicos

Es un hecho demostrado en psicología social y neurolingüística (nombrar algo es un primer paso para creer en ello) que el cerebro humano necesita muy pocos estímulos para crear criterios de identidad grupal (credo, costumbres, profesión, equipos deportivos, rasgos fenotípicos, banderas, símbolos, etc.) que hacen que el individuo se sienta parte de un grupo y diferente al resto. Si en el proceso educativo no se estimulan y refuerzan conceptos psicosociales fundamentales como la igualdad y la solidaridad es muy probable que algunas sociedades alcancen grados de xenofobia absolutamente enfermizos.

En este sentido, resulta paradójico que el ser humano, única especie del reino animal considerada inteligente, sea también la única que establece agravios y prejuicios en función de factores fenotípicos como puede ser el color de la piel u otros rasgos.

Por ello, antes de leer el presente artículo sobre las FALSAS TEORÍAS DE LAS RAZAS HUMANAS le pediría que realice el siguiente TEST DE CONCIENCIA SOBRE LAS FALSAS RAZAS HUMANAS.

Se trata de un sencillísimo experimento personal para tratar de obtener una respuesta lo más aséptica posible descontextualizando el manido y anacrónico debate de las razas humanas.

No se preocupe por su tiempo ni complejidad, seguramente sea con diferencia el test más sencillo que realizará a lo largo de toda su vida:

TEST DE CONCIENCIA SOBRE LAS RAZAS HUMANAS (1 minuto)

Puede descargar/visualizar/compartir el TEST en cualquiera de los siguientes enlaces:

Y ahora, una vez realizado nuestro sencillo TEST DE CONCIENCIA, intente responder desde el razonamiento lógico a las siguientes preguntas:

  • ¿Considera usted un problema menor la clasificación de los seres humanos en razas desde la escuela sin ningún fundamento científico y totalmente en contra de los postulados que la ciencia viene aportando desde hace décadas?

  • ¿Considera banal el hecho de que EEUU y otros países continuen clasificando a sus ciudadanos en razas que ellos mismos inventan amaparándose en su ascendencia, color de piel, lugar de origen y otros factores arbitrarios?

ANOTACIONES DE ÚLTIMA HORA SOBRE ESTE ARTÍCULO

De un tiempo a esta parte, a raíz de la publicación de este breve artículo y mi interés por este controvertido tema que parece ser tabú en los medios de comunicación, he tenido la oportunidad de leer bastantes documentos de uno y otro lado, es decir, a favor y en contra de la existencia de las razas humanas, entre ellos algunos que defienden la existencia de las razas como una doctrina irrefutable amaparada en la "evidencia" tan biológica como absurda de los fenotipos y que finalmente suelen acabar justificando estas diferencias de apariencia como motivo fundamental para mantener absurdos postulados como la pureza racial o condenar la convivencia entre personas de diferentes culturas o, por ejemplo, para clasificar en un documento público administrativo que un hombre es de raza negra, blanca, hispana, o cualquier otro criterio trasnochado que se les ocurra.

Confieso también que estoy esforzándome en tratar de conformar una opinión al respecto de estos artículos desde la máxima objetividad posible, intentando ser lo más objetivo e imparcial posible, pero lo que vengo observando es que la gran mayoría de publicaciones que defienden la división racial del ser humano como un hecho científico, toda vez analizadas, no quedan más que en burdos artículos de opinión que redundan en una retórica vacía con argumentarios como: "no podemos negar la evidencia", "las razas son algo presente en la naturaleza y debemos aceptarlas como algo natural fruto de la evolución de la especie humana", "tenemos que desprendernos de los prejuicios y aceptarlo como un hecho perfectamente conceptuable desde la biología", y otros razonamientos similares no menos extravagantes.

Por otro lado, también constato el hecho de que la falacia y la retórica parecen servir para modelar una opinión generalizada que alcanza a la inmensa mayoría de la población mundial, y la mentira repetida mil veces parece acabar convirtiéndose en una veradad a medias. En cualquier medio de comunicación hoy día pueden oirse alusionbes frecuentes a las razas humanas incluso a personas del ámbito científico (periodistas, médicos, psicólogos, etc... y no hablemos ya del ámbito político). Este profundo desconocimiento alcanza por supuesto al ámbito educativo y ello solo sirve para corroborar que estamos ante un problema más serio de lo que imaginamos.

Volviendo ahora sobre las posturas prorraciales, resulta penoso ver a algunos de estos apasionados defensores de la existencia de razas humanas, ya sea desde el desconocimiento más profundo o la manipulación más perversa, acabar cayendo en banalidades del tipo "el blanco es blanco y el negro es negro y este es un hecho biológico tan natural como irrefutable", o incluso, ya perdido el sentido del ridículo, acabar intentando justificar mitos sobre la superioridad de unas "razas" sobre otras alegando barbaridades como "los negros no juegan bien al ajedrez", "en África no hay catedrales porque los negros no pueden dominar la arquitectura", "los negros no saben pilotar motos... coches..." y otras aberraciones similares que acaban convirtiendo a estos textos/enfoques/posturas en un auténtico debate de besugos, en definitiva, pura patraña pseudocientífica.

Patraña en primer lugar porque, pese a adornar sus argumentarios con muestreos genéticos o pruebas psicotécnicas a la carta, suelen acabar alegando obviedades que poco o nada tienen que ver con la rigurosidad científica. Nadie necesita ser catedrático en antropología física o doctor en psicología evolutiva para observar una banalidad manifiesta como que el color de la piel de un individuo que procede del Congo es, seguramente, distinto al de otro que procede de China, pero estas diferencias visibles a las que algunos se aferran para afirmar la existencia de razas no son más que los denominados rasgos fenotípicos y solo constituyen manifestaciones externas de caracteres hereditarios (componente genético) y ambientales y que suele asociarse estadísticamente a determinados grupos poblacionales humanos. Por ejemplo, en Suecia el fenotipo más común del pelo suele ser el color claro mientras que en Portugal o España el más frecuente es el negro y a nadie con dos dedos de frente (aunque parece que a las autoridades de algunos países ya les podría servir este criterio) se le ocurre inventarse dos razas amparado en este argumento.

En segundo lugar, cuando quieren dar por sentada la diferencia genética basándose en elementos como el color de la piel u otros caracteres fenotípicos (hecho desmontado hace décadas por la genómica al encontrarse mayor diferencial genético incluso entre individuos de una misma familia que entre miembros de poblaciones dispares) suelen deslizarse disimuladamente hacia el argumentario oculto y perseguido desde tiempos inmemoriales, la diferencia conductual con base genética entre las razas que ellos mismos inventan, y ya puestos aprovecchan para introducirse en el laberinto de los coeficientes intelectuales y acabar finalmente en la eterna falacia de la superioridad de unas razas sobre otras justificando siempre este perverso razonamiento en la falsa premisa: "... si hay diferencia genética entre grupos poblacionales... ¿Por qué no puede haberla en la inteligencia de estos grupos?"

Este último argumental supone ya el colmo de la ridiculez, una falacia canónica tan absurda que la más simple de las reflexiones puede desmontar por completo, pues cualquier persona ha podido comprobar que en el seno de una misma familia pueden encontrarse hermanos carnales con un componente genético muy similar y de capacidades psicofísicas completamente dispares, aunque curiosamente, los muestreos estadísticos sesgados y otros sutiles parámetros de modulación analítica acaban dándoles siempre los resultados que ellos quieren. Y yo solo pregunto, ¿Qué es la inteligencia humana?.. Y si aún no hay acuerdo en la ciencia para definirla... ¿Cómo pretenden algunos defensores prorraciales y supremacistas utilizarla ya como puntal diferenciador y/o soporte de la existencia de razas en la especie humana? Pues de una forma muy simple y mal intencionada como es ligando estos tests de inteligencia y conducta a factores socioculturales coyunturales que acaban deformando los resultados obtenidos y convirtiéndolos en más bazofia pseudocientífica.

Y es que, según he corroborado con varios textos académicos de antropología a los que he tenido acceso, estas absurdas investigaciones empecinadas en demostrar finalmente la superioridad de unas razas sobre otras siempre han estado basadas en pruebas sesgadas de capacidad mental, obviando parámetros determinantes como el factor sociocultural de las poblaciones. Para que nos entendamos, más o menos y en resumen sería algo así como pasar un test de rendimiento matemático a una persona que no ha visto una operación numérica en su vida (de letras;) y luego, pretender asociar esos resultados amañados a una factor genético de orden poblacional.

Otras historia no menos interesante es saber quien financia estos estudios tan perversos como absurdos y con qué finalidad, pero es obvio que, por alguna misteriosa razón o lo que podríamos denominar una especie de "síndrome de los ojos azules", la intoxicación funciona bien, parece ser que a muchos lectores se les acaba subiendo el color de los ojos a la cabeza y despertándoles un extraño sentimiento de pertenencia al grupo imaginario de los selectos sintiéndose más inteligentes que el resto de los mortales. Parece una broma ¿verdad? Pues investiguen un poco acerca del experimento Jane Elliot (1968) en el que la profesora dividió a los alumnos de su clase en dos grupos, los de ojos azules y los de ojos marrones, y luego dijo a los de ojos azules que eran superiores a los otros y más inteligentes y le otorgó privilegios. Según cita literal de la propia profesora:

"he observado como en 15 minutos, niños maravillosos, cooperativos, estupendos y considerados, se han vuelto horribles, perversos y discriminadores."
Jane Elliot

Y llegados a este punto de mi reflexión, una nueva pregunta aparentemente banal martillea mi cabeza... ¿Por qué han sido apartados del debate social sobre las razas humanas los antropólogos físicos?

Si para aprender de biología acostumbramos a recurrir a biólogos, de medicina a médicos, de matemáticas a matemáticos, de ingeniería a ingenieros y de física a los físicos, ¿Por qué se desoye intencionadamente a los antropólogos físicos y genetistas como verdaderas autoridades en este campo? ¿Por qué cualquiera parece acreditado para intoxicar y confundir en este debate alimentando polémicas desde la pseudociencia y el sensacionalismo?

Tampoco parece sensato que científicos como el brillante doctor y genetista Luigi Luca Cavalli-Sforza, fallecido el pasado mes de agosto de este mismo año 2018, y sus estudios hayan permanecido prácticamente en el anonimato para la sociedad pese a ser considerado el principal experto mundial en la diversidad genética de las poblaciones y cuyos estudios concluyeron que la cultura y la lengua son más determinantes que los genes, desmontando por completo el concepto de raza. En sus investigaciones y alrededor de 300 artículos científicos, Cavalli Sforza llega a una conclusión que le obsesiona desde cuando tuvo que enfrentarse al xenofobia que expulsó a su profesor y que padeció como italiano al principio de su carrera en los países nórdicos: las “razas” no existen, existen solo en las mentes de los racistas.

Trás el Proyecto Genoma Humano, que él mismo dirigió y presentó al Senado de los EEUU en 1993, pudo demostrar que los seres humanos son bastante homogéneos genéticamente, que “los grupos que forman la población humana no son netamente separados, sino que constituyen un continuum. Las diferencias en los genes dentro de los grupos acomunados de algunas características físicas visibles son prácticamente idénticas a las encontradas entre varios grupos, y además las diferencias entre individuos son más importantes de las que se ven entre grupos raciales”, como escribe en ¿Quiénes somos? Historia de la diversidad humana (1995, en castellano 1999). (ver artículo completo en elpaís.com).

En su famoso ensayo Genes, pueblos y lenguas (1996, traducido en el año 2000 al castellano) donde tira hasta de demografía, dibuja un paralelismo entre las líneas filogenéticas de las poblaciones mundiales, la lingüística y la arqueología para acabar reconociendo que las tres disciplinas cuentan la misma historia. Es un “atlas genético” que habla de hombres y mujeres migrantes desde siempre y que se mestizan entre sí. Un mal trago para connacionales suyos como el ministro Salvini (ver artículo completo en elpaís.com).

Sin embargo, poco o nada ha cambiado en la conciencia social pese a que han pasado ya casi 30 años desde que las investigaciones de este entusiasta genetista italino arrojara resultados determinantes acerca del rancio y gris debate de las razas humanas, los prorracistas han persistido en su malévolo propósito de intoxicar la verdad científica usando para ello todos los medios imaginables.

Y es que la artillería de la que gozan estos siniestros intereses es sin duda vasta y pesada y nadie debería subestimarla. Si no lo creen, no se pierdan la última baza del prorracismo, el nuevo as en la manga en esta partida de mentiras y faroles.

Como todo el mundo habrá podido observar, resulta cuando menos curioso que los firmantes de artículos prorraciales siempre sean casualmente pertenecientes a la que ellos consideran la "raza superior", pero estén atentos porque uno de los últimos movimientos tácticos de los ideólogos prorraciales, aunque algo rocambolesco, roza casi la perfección del ingenio y el marketing social: utilizar a Mark Trevor Phillips, periodista y político británico desdecendiente de una familia de esclavos en la Guayana Británica de origen africano (según Wikipedia) para defender y promulgar ¡¡como auténtica e irrefutable!!l la falsa teoría de las razas humanas que llevan siglos inculcando a diestro y siniestro. Es seguro que yo no estoy en posesión de la verdad absoluta, pero no me negarán que este último movimiento de ajedrez puede resultar bastante más convincente en pos de la división racial que la imagen ya algo rancia de un anglosajón rubio de ojos azules defendiendo la clasificación racial de la especie humana. ¿No les parece auténticamente maquiavélico este nuevo marketing psicosociológico?

Y es que al leer algunas afirmaciones públicas del susodicho Mark Trevor Phillips me surgen serias dudas acerca de su propio convencimiento de lo que afirma, especialmente al declararse estar en posesión de la verdad absoluta: “No se trata de lo que se quiera creer, sino de lo que es cierto”.

A estas asombrosas y categóricas afirmaciones le suceden otros argumentos de "peso" también publicados como: Phillips alega que estaba “totalmente equivocado” el enfoque ideológico sobre igualdad racial que él mismo ayudó a forjar durante los últimos años.

Debemos admitir que esta última afirmación goza de categoría de doctrina canónica, a modo de arrepentimiento del que vivía en una mentira flagrante y finalmente ha visto la luz. Verdaderamente patético.

Por otro lado, también he observado en la mayoría de planteamientos y debates sobre el asunto que nos ocupa una respuesta casi sistemática por parte de los prorraciales en la que reiteradamente se tacha de "progres" o "políticamente correctos" a aquellos que no aceptan la existencia de razas humanas y defienden que todos somos iguales sin diferencias. Pero esta estigmatización "progre" hacia los contrarios a la teoría prorracial no se detiene en estos últimos, sino que incluso en un ataque de romanticismo filogenético también alcanza a aquellos que simplemente puedan cuestionar los absurdos y arbitrarios criterios de clasificación a los que se acogen los prorraciales, asegurando que éstos antirraciales, en su ignorancia "políticamente correcta y proge", están obviando la realidad natural de las razas humanas y en su ignorancia están condenando a la raza blanca a su extinción .

A estas alturas, y tras meses de estudio y concienzudo análisis en busca de alguna prueba que demostrara la existencia de razas humanas, debo confensar que mis conclusiones al respecto son ya meridianas:

1.- Lo único defendible socialmente es la esencia del individuo sobre las generalidades, sobre las estadísticas o sobre ridículas y perversas clasificaciones psicofisiológicas que intentan reducir al ser humano a un ente meramente somático o biológico para acabar siendo marginado al antojo de otros humanos.

2.- Estoy convencido de que toda esta controversia y este debate artificial acerca de las razas humanas es cualquier cosa menos involuntario y fortuito. Es un debate que se arrastra al ámbito de los sentimientos y fuera del raciocinio, y es obvio que algunos grupos de poder puedan seguir interesados en mantener la división social y seguir sacando tajada de ello.

LA FALSA TEORÍA DE LAS RAZAS HUMANAS

"El concepto de raza (restringido científicamente a la zootecnia) no se admite ni siquiera para las especies biológicas generales (plantas y animales: se suele hablar de variedades en el caso de las plantas), y tan sólo se usa en animales domésticos del tipo perro, gato, caballos, ovejas, vacas, cabras y quizá algún otro (mejora genética animal)".

Este planteamiento o enfoque, como cualquiera podrá comprobar por sus propios medios, es un hecho compartido por la práctica totalidad de investigadores, antropólogos, biólogos, psicólogos evolutivos y otros expertos en genómica, sin embargo, la ciencia tiene aún hoy una asignatura pendiente con la sociedad y sobre todo, con las generaciones futuras que requerirá en ocasiones un esfuerzo titánico para desprogramar la falsa creencia en la existencia de razas humanas.

La clasificación racial que el propio hombre viene haciendo de la especie humana a lo largo de la historia, una argucia basada en la diversidad fenotípica (otras veces en la religiosa, en la condición social, económica, lingüística, etc.) y utilizada normalmente con fines divisorios y de marginación social de determinados grupos, se encuentra aún hoy fuertemente arraigada en la ignorancia y en los prejuicios xenófobos y de superioridad que las antiguas sociedades colonizadoras han venido proyectando hasta nuestros días.

Pese a haber demostrado la genómica que la máxima diversidad fenotípica posible entre dos indivuduos jamás alcanza a más del 0,01% del genoma y que esta máxima variabilidad puede darse tanto entre individuos de diferentes grupos poblacionales como entre los pertenecientes a un mismo grupo, la gran falacia histórica que se utilizó para dividir a la especie humana en razas basándose en argumentos más imaginarios que científicos, no parece haberse superado por la sociedad.

Pero tal vez podamos econtrar algunas respuestas a esta lacra en un sistema educativo manipulado sin ningún tipo de límites ni escrúpulos. La siguiente digitalización ha sido obtenida de un libro de texto de 1944 del sistema educativo español, pero, aunque a veces enmascaradas, podemos encontrar posturas bastante similares a las aquí expuestas en libros mucho más modernos e incluso actuales:

libro texto clase de geografía política en el franquismo

Sería absurdo obviar que este tipo de enunciados formó a la mayor parte de la sociedad occidental del siglo XX. Seguimos con la siguiente página de este libro escolar y les invito a que lean el contenido íntegro de la misma:

Debemos aceptar que la práctica totalidad de la sociedad occidental (algunos páises más que en otros obviamente) se educaron bajo el adoctrinamiento de estas falsas y perversas premisas basadas más en el puro segregacionismo que en cualquier fundamento biológico, y la inmesa mayoría, de forma natural y casi incosciente, las transmitieron a sus hijos. De este modo, el falso y perverso concepto de la división racial se contagia sutilmente y con él, la rivalidad y el odio entre culturas y poblaciones se perpetúa.

Pero el problema no está ni mucho menos resuelto. 80 años depués de que obras como la aquí expuesta formaran a la práctica totalidad de generaciones en países enteros, es ya normal oir a periodistas, en todo tipo de medios, hablar alegremente de las razas humanas y así, desde una absoluta ignorancia, el veneno de la división racial continúa inoculándose, a veces casi inconscientemente.

En este sentido, debemos saber que cuando se habla de razas humanas se hace sin ningún tipo de base ni rigor científico, por lo que educadores y divulgadores científicos tienen hoy una asignatura pendiente a la que flaco favor hacen la difusión de trabajos pseudocientíficos empeñados en seguir apoyando mitos y leyendas como la de las razas humanas.

LAS MENTIRAS DE WIKIPEDIA SOBRE LAS RAZAS HUMANAS

El ejemplo más relevante podemos encontrarlo en la propia Wikipedia, considerada fuente de conocimiento universal e institución académica de facto por la práctica totalidad del planeta y que sin embargo, se dedica a acreditar artículos como el siguiente:

Artículo publicado en Wikipedia.org (9 de abril de 2018) acerca de un municipio estadounidense:
Antelope (Montana)

Demografía

Según el censo de 2010,7 había 51 personas residiendo en Antelope. La densidad de población era de 92,88 hab./km². De los 51 habitantes, Antelope estaba compuesto por el 92.16% blancos, el 0% eran afroamericanos, el 1.96% eran amerindios, el 0% eran asiáticos, el 0% eran isleños del Pacífico, el 3.92% eran de otras razas y el 1.96% pertenecían a dos o más razas. Del total de la población el 3.92% eran hispanos o latinos de cualquier raza.8.

Como podrán ver, el contenido del mismo resulta tan ridículo como aberrante, pero lo realmente curioso es que, tras editar en dos ocasiones el contenido del citado artículo sólo para intentar añadir al mismo la siguiente nota aclaratoria:

NOTA ACLARATORIA ACERCA DE ESTA SECCIÓN PROPUESTA A WIKIPEDIA:

Dicha clasificación poblacional en razas está basada en criterios carentes de cualquier fundamento antropológico y carecen por tanto de sentido científico. Es un hecho amplia y comúnmente aceptado por la antropología en todas sus ramas que la clasificación humana en razas no se ha sustentado jamás en fundamentos científicos y debe evitarse su uso en medios divulgativos más allá de opiniones personales al respecto.

la misma ha sido rechazada directametne en dos ocasioness por Wikpedia.org, desconociendo si las causas de dicha censura han sido meramente técnicas o de otra índole. No sé que pensar, pero... ¿No les resulta casi tenebroso que la mayor enciclopedia abierta del mundo a la que recurren nuestros hijos cada día esté adoctrinando a millones de niños jóvenes? Si creen que estoy exagerando prueben a editar el artículo ustedes mismos.

En cualquier caso, la falacia funciona, la polémica vende, hace ruido y el veneno del supremacismo se extiende fácilmente por una sociedad que banaliza el conocimiento. Lamentablemente, siempre resultará más difícil "reprogramar" (modificar una idea inculcada) ideas tan fuertemente arraigadas en la mente colectica y reforzadas incluso desde las instituciones públicas que hacer ruído sembrando confusión y polémica aún sin contar con un sólo argumento científico probado capaz de clasificar a la especie humana en razas diferentes. Lamentablemente parece que difundir enunciados tan banales y absurdos como: "el blanco es blanco y el negro es negro, y eso es un hecho evidente e innegable", resulta más rentable que el hecho científico al que la antropología llegó hace décadas.

Otro detalle altamente significativo, es el desmedido apoyo mediático que suelen encontrar los trabajos dirigidos a cuestionar la ausencia de razas humanas y que postulan hipótesis prorraciales frente a obras como "Las razas humanas, vaya timo" de Gabriel Andraded (Ed. Laetoli. 2014) resultan tímidamente divulgadas y de imposible acceso libre en la Red.

Entre ellos podemos citar irrisorios trabajos de "investigación" como el de Philippe Rushton, profesor canadiense de psicología en la Univ. de Ontario Oeste (que entre otras "investigaciones financiadas llevó a cabo una en la que "se dedicó a ir midiendo la longitud del pene por medio mundo) y autor del libro Race, Evolution and Behavior (1995), o el no menos polémico y más reciente ensayo del "escritor científico" Nicholas Wade, autor de "Una herencia incómoda" (2014), alentando la existencia incuestionable de tres grandes razas, la africana-negra, caucásica-blanca y asiática-¿amarilla? (todos los demás quedan en las "razas mixtas") y motivando la búsqueda de la prueba de la superioridad cognitiva de unas razas sobre otras basándose en la diversidad fenotípica y de adaptación al medio de los indiviudos y afirmando que los genes afectados en los humanos por la selección natural también afectan a algunos aspectos de la función cerebral, "aunque de maneras que todavía no se comprenden bien".

O sea, que no lo comprende bien pero lo afirma. Tócate los cojones Manolo! y yo también afirmo que si el hubiera trabajado de agricultor toda su vida seguramente tampoco escribiría libros sobre las razas humanas, aún sin afección genética alguna por parte del entorno rural.

Pues en resumen, este tipo de argumentos son los que esgrimen "investigadores" como Philippe Rushton ó Nicholas Wade y que pretenden vendernos como el sello que justifica la existencia de las razas humanas. Pero entonces, ¿Podemos calificar como pseudociencia divulgativa la obra "Una herencia incómoda"?

Veamos, en relación con esta última publicación y al margen de lo ridículo que puedan llegar a resultarnos algunos de los argumentos lanzados por su autor, bastaría con alegar que todos sus argumentos han sido rechazados o desmentidos por los propios científicos investigadores a los que Nicholas Wade citaba en su libro (más de 100 investigadores) y en cuyos estudios se amparaba el polémico escritor, al que acusan de apropiación indebida de sus investigaciones para apoyar argumentos sobre "razas humanas" que ninguno de los científicos genetistas comparte. Es la culminación del esperpento. Sin embargo, y a pesar de que el autor se empeña desde el comienzo en denunciar la fuerte censura a la que están sometidas sus "irrefutables" argumentaciones, esta obra de inocua validez científica a la que algunos medios de gran difusión en un gesto de imperiosa ignorancia se han atrevido a calificar como "...el libro del año. Tan políticamente incorrecto como científicamente irrefutable...", después de haber sido incluso denunciada por 143 expertos genetistas de la Universidad de Standford que hicieron pública su repulsa en una carta firmada dirigida al "The New York Times" (medio en el que el autor ha militado como columnista durante años), ha dado casualmente la "vuelta al mundo en 80 días" gozando de una espectacular cobertura mediática por parte de la prensa europea (incluida la española). Mientras obras como "Las razas humanas, vaya timo" de Gabriel Andraded (Ed. Laetoli - 2014) continuan acumulando polvo en alguna estantería de la Biblioteca Nacional.

Y así, mientras las alusiones a la obra de Nicholas Wade se encuentra a un par de clic! (incluso algún detallado resumen traducido), de la de Gabriel Andraded prácticamente no hay rastro. Este hecho que cualquiera podrá comprobar por sí mismo (con un par de búsquedas googlianas) nos lleva inevitablemente a pensar en una ¿Intencionalidad perversa en el adoctrinamiento ideológico desde los medios de masa?, o ¿Una simple y triste casualidad? No lo sé, pero lo único que deja claro esta brecha en la divulgación de ideas es que la fábrica del pensamiento hegemónico parece residir al otro lado del Atlántico. Debo ser un mal pensado, pero la repercusión de los pensadores europeos no solo es nula en EE.UU. sino incluso en el seno de la propia Europa y esto resulta lógico si aceptamos que el único espacio común de la cultura europea es el creciente conocimiento de la cultura y el pensamiento norteamericano, y aunque este es un debate extenso que no viene al caso, sí puedo aconsejarles un libro (de ingeniería social) titulado EUROPA VS. USA de Mercedes Odina (2004) en el que se abordan este tipo de desequilibrios mediáticos con un notable rigor documental y estadístico y unas conclusiones aplastantes.

Continuando con el asunto de las razas, la única verdad que puedo compartir es que, simplemente insinuar, amparados en puros mitos o en fantasías xenófobas y calenturientas, cosas como que un congoleño no es tan válido para pilotar motos o coches de fórmula uno, ser un brillante ajedrecista o batir un récord de natación, es una vulgar atrocidad que nos envilece y obvia la realidad que vive un continente en el que apenas el 50% de la población tiene acceso a agua potable. Aberraciones como que el color de la piel acaba influyendo misteriosamente en las glándulas sudoríparas de los humanos para emitir un olor diferente son defendidos a veces desde la más absoluta ridiculez por "ilustrados" personajillos sin más argumentación que una infinita ignorancia o una doctrina hitleriana encubierta, un pensamiento tan anquilosado como perverso pero que ningún medio público ni sistema educativo se ha dignado a erradicar aún. Yo, por experiencia, puedo asegurarles que esto es no es más una falacia repetida mil veces, y como decía el dicho, difama que algo queda. De verdad pienso que en este asunto debemos abrir nuestra mente al igualitarismo más absoluto, al fin y al cabo ¿Es tan difícil comprender circunstancias como que algunas poblaciones donde sus ancestros vivieron por largos periodos en regiones cercanas al ecuador generalmente tienen cantidades mayores de eumelanina en su piel? ¿Tiene algún sentido distinto al del puro segregacionismo buscar diferencias a nivel genético o cognitivo entre grupos poblacionales con finalidades que no sean meramente médicas o de salud?

A mi humilde juicio, estas controvertidas polémicas que la ciencia parece haber superado, no así la socidedad, solo parecen responder al dictado de un dicho ancestral que reza: "DIVIDE ET IMPERIA".

Por todo lo expuesto, quiero aprovechar y traigo a colación este interesante manifiesto que encontré a la entrada de una sección del Museo de las Ciencias de Granada (España), que parece completamente consensuado en los círculos científicos, y que sí debería difundirse de forma masiva para conocimiento, al menos, de las futuras generaciones.

LAS RAZAS HUMANAS NO EXISTEN. EXISTEN LOS GRUPOS ÉTNICOS Y LAS CULTURAS.

Nuestra especie se originó en el este de África, hace unos 150.000 años. Todos nosotros descendemos de estos ancestros africanos.

Nuestra especie se fue diversificando genética y culturalmente, a medida que grupos de humanos quedaban parcialmente aislados en entornos diferentes. Compartimos los mismos genes, pero pueden aparecer en versiones y frecuencias diferentes, dando lugar a variaciones, como los rasgos físicos (fenotipo) o los diferentes grupos sanguíneos. La diversidad humana refleja nuestra capacidad de adaptación al medio y es la mayor garantía de futuro para la especie humana.

Las mayores variaciones genéticas, las encontramos si comparamos individuos con individuos. Dos escandinavos seleccionados al azar serán probablemente tan diferentes genéticamente como un escandinavo y un senegalés.

Los rasgos humanos, como el color de la piel, varían con tal continuidad que es imposible establecer límites; por ejemplo, entre la presencia de una coloración determinada de piel y la irrupción de otra diferente.

NINGUNA PRUEBA CIENTÍFICA permite afirmar la superioridad o la inferioridad de un grupo étnico o de una cultura. La diversidad humana es un regalo, es fundamental respetar las diferencias."

En este sentido, creo que la prioridad en este momento sería intentar consensuar una postura puramente científica que llegue a las escuelas. La ciencia tiene la palabra.

Este manifiesto está avalado en su contenido y corroborado por varios antropólogos y biólogos a los que he podido consultar, entre ellos, la expresidenta y miembro destacada de la Sociedad Española de Antropología Física, la Dra. Esther Rebato.

Rafael Lomeña Varo ©© 2021

Agradecimientos:

Quiero expresar mi especial agradecimiento por su ayuda y asesoramiento en este humilde trabajo divulgativo a la Sociedad Española de Antropología Física, y en especial a la Dra. en Antropología Esther Rebato.

:: Notas de interés
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Web de referencia para apasionados del cosmos. Contenidos de calidad actualizados. Probablemente uno de las mayores bases documentales temáticas sobre el universo y la astronomía

Casanchi.org
Web de referencia en la publicación de contenido científico en español. El rigor, la constancia y su carácter no comercial, han permitido a su autor consolidarla entre los más importantes centros documentales de publicaciones científicas. Matemáticas, astronomía, filosofía, física, etc.
*Varias de Mis Hipótesis están publicadas en casanchi

Anillo informativo AON
Anillo informativo sobre este plan de choque contra la crisis española y la dependencia energética, basado en el desarrollo e implementación del sistema combinado de desalación/hidroeléctrico diseñado por el periodista e inventor Alberto Vázquez-Figueroa.
©© Rafael Lomeña

Inteligencia Artificial
Portal informativo (con software y material de interés) de introducción a este apasionante área multidisciplinar que abarca ciencias tan dispares como la psicología, neurología, ingeniería robótica y computacional. El desarrollo de vida artificial o sistemas expertos inteligentes se hallan entre sus objetivos
©© Rafael Lomeña

Euro Suite Utilities
De la mano del autor de Mis Hipótesis, llega la que probablemente sea la mejor aplicación gratuita, portable, multiplataforma y multifuncional, destinada tanto al usuario profesional como personal. Una suite con más de 40 utilidades integradas en un único programa.

Euro Suite Utilities es personalizable gratuitamente para su utilización como obsequio publicitario y de promoción de marca e imagen corporativa de empresa, dentro y fuera de La Red
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Rafael Lomena ©© 2021

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